HABITAR

Artículo para la revista RADAR (Perú) realizado a partir de la respuesta a la pregunta “¿Qué significa habitar?” formulada para el debate “Hipótesis de Arquitectura”, Centro de Lectura de Reus, 4 de octubre de 2012.

 

HABITAR

El término “habitar” contiene una serie de matices y significados que nos trasladan directamente a otro concepto más amplio, el de “vivir”. Sin embargo, el primero incluye unas connotaciones de pertenencia a un lugar, y en esencia, de construccióny adaptación de un espacio, que no tiene el segundo, y es en este acto de modificación donde reside el interés arquitectónico por este concepto.

El primer gesto al habitar un lugar empieza por la preparación del espacio físico como proceso de apropiación. Esta modificación confiere una alteraciónfísica y afectiva con el espacio quecalifica el acto de construir como parte inseparable del habitar e incluso del ser, estableciendo el acto de habitar como una actividad transformadora que va más allá del simple vivir: algo más pasivo e indiferente.

Para poder construir los múltiples matices del “habitar”, y poder abarcar sus derivadas, nos será útil una simple ecuación a partir de la cual analizar sus partes:

Habitar = Contenido + Continente + Contexto

A través de estos tres conceptos propios de la arquitectura, y su relación con tres actividades que se reflejan en el acto de habitar, podremos ahondar en los matices que nos darán una visión más amplia de su significado.

 

CONTENIDO: Habitar / habere (tener).

Los muebles, los objetos personales, los recuerdos, aquello quese relaciona directamente con nuestras vivencias,… es lo que nos explica que se habita un espacio, y no simplemente que éste se “ocupa”. No se trata únicamente de una cuestión de alcance temporal, sino del establecimiento de una relación afectiva con un lugar, y ésta se establece, en un primer momento, a través de nuestra relación con aquello que nos une a nuestros recuerdos. Ante un incendio u otro tipo de catástrofe en la vivienda, solemos lamentar la pérdida de los objetos y lo que éstos significan, antes que la pérdida del espacio físico que los contenía.

Las fotografías de Charles y Ray Eames de su propia casa representan un buen ejemplo de esta íntima relación del habitar a través de los objetos. Los Eames no fotografían la casa, sino sus objetos; las plantas, los suelos, los muebles, las tazas de café, los cuadros, los juguetes,… fotografían su vida. Aquello que les ata física y sentimentalmente a ese lugar. En este caso, la idea de un contenedor que permite guardar, mostrar y disfrutar los objetos, es una estrategia consciente que configura todas las decisiones arquitectónicas del diseño de la casa, poniendo en valor el contenido por delante del contenedor.(1)

A&EB_EamesPhoto

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Alison y Peter Smithson también establecen una relación muy parecida con su cottage de Upper Lawn. En sus fotografías aparecen, ante todo, el jardín, las plantas, las piedras de los distintos pavimentos, los hijos y sus juguetes, las zapatillas en la entrada, las cometas en el cielo,…

A&EB_UpperLawn

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Estos dos ejemplos plantean arquitecturas que permiten la coexistencia del contenedor con los diferentes y cambiantes contenidos de sus habitantes. Los casos mencionados son casas para los propios arquitectos y es obvio que la sintonía entre éstos y su cliente es inmejorable. Pero esto no invalida la estrategia del contenedor frente a la del estuche. En el segundo, el espacio se adapta tan estrechamente a su contenido que no admite cambio alguno, y la vida es cambio. En el primero, el marco de la arquitectura es lo suficientemente abierto y receptivo a múltiples contenidos, de manera que la especificidad viene dada en gran medida por los objetos personales y no sólo por el espacio físico que los contiene.(2)

 

CONTINENTE: Habitar / habitáculo

En Construir, Habitar, Pensar, (3)Heidegger relaciona los conceptos de abrigar y cuidar con el habitar y la arquitectura. Esta esencia protectora del continente la podemos encontrar en la idea de “refugio” como origen del habitáculo. Ese espacio que nos da lo mínimo, aunque esencial, para sentirnos protegidos.

Para poder cuidar y abrigar, entendiendo el primer concepto de manera psicológica y el segundo de una manera física, la arquitectura tiene que responder a las necesidades personales del habitante igual que a las amenazas intrínsecas del lugar. Es en la relación que ésta establece con el futuro habitante donde podemos dar una respuesta construida a esas necesidades.

En el proyecto y exposición “Cabañas para pensar” (4), se muestran los distintos refugios que personajes como Martin Heidegger, Gustav Mahler, Ludvig Wittgenstein, Edvard Grieg o Virginia Woolf construyeron para su actividad intelectual, mostrándolos a través del análisis de su forma física, de su uso y del contexto natural. El resultado pone de relieve cómo cada uno de ellos había reducido a un mínimo indispensable sus necesidades, y aunque todas las cabañas eran muy parecidas, todas ellas tenían una cierta especificidad indisociable de cada usuario. Cada refugio albergaba una actividad singular, prácticamente sin posesiones ni objetos materiales, construyendo el sentido de habitar a través del uso: a través de una ocupación intelectual que en estos casos sustituía lo material.

A&EB_Strindberg 

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CONTEXTO: Habitar / hábitat

Tanto el continente como el contenido necesitan de en un espacio físico; un hábitat, que implica un contexto natural, construido, climático y social,distinto en cada caso.

En este sentido, “habitar” comprende también el hecho de “pertenecer” a un lugar, formando parte de una comunidad, de una cultura y consecuentemente, de un paisaje.  La responsabilidad y el poder de la arquitectura está en construir esta relación con el entorno formando un hábitat positivo tanto desde su concepción material y formal, como cultural, incentivando relaciones sociales y modos de vida que permitan tal arraigo.

La pertenencia a un colectivo o comunidad dota de significado a la privacidad del habitáculo y su contenido; define la relación entre lo privado y lo público permitiendo la construcción de ese habitar que forma parte esencial del ser. La calle, la escalera de un bloque de viviendas, el balcón o los espacios intermedios de relación, son espacios de vinculación que ayudan a esta integración, y permiten aprehender que el espacio íntimo y privado pertenece también a una realidad más amplia.

La importancia del sentimiento de pertenencia puede ejemplificarse en un caso extremo. La tribu de los Dogon, en Mali, tiene una concepción de la ciudad muy característica: esta cultura asimila el concepto de aldea al de vivienda, entendiendo por ésta la totalidad del poblado, mientras que cada cabaña es interpretada como una habitación. Una ciudad de habitaciones en lugar de una ciudad de viviendas; un caso extremo de colectividad que implica una manera particular de entender el espacio público y el ámbito de lo privado. (5)

A&EB_Dogon

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En la cultura occidental, intrínsecamente competitiva, la situación es exactamente la opuesta; la esfera de lo privado es cada vez más amplia, reduciendo los espacios de relación no sólo a reductos del espacio público, sino cada vez más a la esfera de lo virtual. Sin embargo, todavía existe la necesidad de formar parte de un colectivo, de tener una vinculación afectiva, cultural y social con un grupo más amplio; la necesidad de habitar el mundo.

 

La arquitectura tiene el poder, y el deber, de formar parte de la construcción de esta identidad. Su reto y responsabilidad es proponer hábitats formados por espacios privados y colectivos, mediadores entre lo público y lo privado, habitáculos que cuiden y protejan las vinculaciones afectivas de sus habitantes y que reconozcan y permitan las colecciones vitales que reflejan sus propias vidas. Pero la arquitectura debe llegar más allá, sin conformarse a ser únicamente la solución física a unas necesidades, y conseguir convertirse en el elemento mediador y afectivo entre las tres partes de la ecuación.

 

Anna & Eugeni Bach

 

 

Notas al pie:

1- Para un análisis en profundidad de esta casa, léase el capítulo “La Casa Eames” en COLOMINA, BEATRIZ. La domesticidad en guerra. Barcelona, Ed. Actar, 2006.

2- Léase el capítulo “La casa, la gente y sus enseres” en MONTEYS, XAVIER y FUERTES, PERE. Casa Collage. Un ensayo sobre la arquitectura de la casa. Barcelona, Ed, Gustavo Gili, 2001; así como el resto de los libros que cierran la trilogía sobre Habitar: MONTEYS, XAVIER. La habitación. Más allá de la sala de estar. Barcelona, Ed. Gustavo Gili, 2014. Y MONTEYS, XAVIER. La calle y la casa. Urbanismo de interiores. Barcelona, Ed. Gustavo Gili, 2018.

3-HEIDEGGER, MARTIN. Construir habitar pensar (Bauen Wohnen Denken).Madrid. Oficina de Arte y Ediciones, 2015.

4- Catálogo de la exposición “Cabañas para pensar”, proyecto de Eduardo Outeiro Ferreño, Comisariado por Alfredo Olmedo y Alberto Ruiz de Samaniego. La Coruña: Fundación Luis Seoane / Maia Ediciones, 2011.

5- Para profundizar en la historia de la habitación y el concepto de privacidad, léase AURELI, PIER VITTORIO y TATTARA, MARTINO. The room of one´s own. The architecture of the (private) room.Editado en ocasión de la participación del estudio DOGMA en la Bienal de Arquitectura de Chicago 2017.

 

Ilustraciones:

1.- Fotografía de Charles Eames tomada en su casa. En “Eames Design”, John Neuhart, Marilyn Neuhart y Ray Eames. Harry N. Abrams Incorporated Publishers, New York, 1989.

2.- Zapatillas al pie de las escaleras del “cottage” en Upper Lawn.En “Alison y Peter Smithson. De la casa del futuro a la casa de hoy”, Dirk Van Den Heuvel y Max Risselada. COAC/Ediciones Polígrafa, Barcelona, 2007.

3.- Cabaña de August Strindberg en Kymmendö, Suecia.En “Cabañas para pensar”, Eduardo Outeiro Ferreño, Alfredo Olmedo y Alberto Ruiz de Samaniego. Fundación Luis Seoane / Maia Ediciones, La Coruña, 2011.

4.- Poblado Godon, Mali.En “Architecture without architects”, Bernard Rudofsky. Museum of Modern Art, New York, 1964.